POR: JORGE PALAO CASTAÑEDA
El crecimiento de la demanda de técnicos, por parte de sectores productivos de nuestra economía que vienen mostrando un gran dinamismo y que advierten por dónde se concentrarán los índices de mayor crecimiento económico en los próximos años en nuestro país, está revelando los desajustes de nuestro sistema educativo, que prioriza la educación superior universitaria en detrimento de la educación superior técnica.
Estos desajustes, entre las expectativas de la población que aspira a una formación educativa que la haga competitiva en los diversos mercados laborales, para conseguir estabilidad con ingresos aceptables, y la demanda real laboral en nuestro mercado, son una “falla” de nuestro sistema económico, que debe ser corregido con información y educación, por parte del Estado, y responsabilidad de la clase empresarial, que debe asumir la tarea de planificar las diversas estrategias que permitan hacer compatibles estas “expectativas” con nuestra realidad productiva, reconociendo nuestras fortalezas y ventajas competitivas como economía, y así evitar “traumas” y “frustraciones” sociales (solo el 22,6% de los jóvenes peruanos que están empleados trabajan para lo que estudiaron, según la primera encuesta Nacional de la Juventud del Senaju 2011).
Nuestro actual crecimiento económico no se mantendrá en el futuro, si es que no empezamos a eliminar estos “desajustes”, y es por eso que requerimos de un verdadero “shock” de inversión en el actual sistema educativo (tanto público como privado) que permita cambiar nuestra mentalidad y actitud frente a la formación técnica que junto a los profesionales universitarios podamos sentar la base de una economía sólida y, sobre todo, consecuente con nuestros recursos humanos y naturales.
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