domingo, 4 de septiembre de 2011

LA RECEPCIÓN

Jaime Lértora

¡Habla Jaime!
Es probable que usted como yo por motivo de trabajo tenga que visitar empresas y en éstas se encuentre con una salita de recibo atendida por una persona, la más de las veces es una mujer quien realiza esta tarea ¿Ha prestado usted atención a cómo es que se da la comunicación en ese espacio? Pues yo sí lo he hecho y además cuando lo hago me ocupo de anotar en una libretita mis observaciones.
La recepción es la puerta de ingreso, la cara, el primer contacto con la empresa, la imagen en suma que se quiere proyectar. En esto estamos de acuerdo. Al igual que el felpudo con el bordado de Bienvenido, la recepción nos indica con qué ganas o con qué entusiasmo se nos recibe. Definida esta función o característica de la sala de recibo paso a compartir con ustedes algunas de mis observaciones:
1. La recepcionista no mira al que llega.

No lo reconoce, le pregunta qué desea mientras mira su pantalla o anota algo en algún cuaderno. Mirar y luego saludar al que llega es de hecho una mejor bienvenida. Alguna vez cuando se me ha pedido el DNI lo he entregado sin soltarlo de mi mano motivando con esta acción que se me mire.
2. Los compañeros de trabajo no saludan a la recepcionista.

Es el primer contacto del día y he visto como muchos, muchos más son los que no la saludan que los que lo hacen. Este es el inicio del cLima laboral, por cierto con nubarrones desde temprana hora. La recepcionista podría pensar: “no hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”. Quizás piensen que no es importante pero de seguro el daño va por dentro, poco a poco se va minando el gusto por estar en ese trabajo. Créanme, es así ¿por qué estar en un lugar donde no existo para la mayoría?
3. Los que esperan en la sala de recepción no se saludan.

Usted, que llegó primero, está esperando bien sentado y llega uno y otro más y ambos lo confunden con un mueble. Haga la prueba conviértase en una lámpara de pie y quizás así llame su atención. Esto último tendrá probablemente más éxito que saludar primero y que no le devuelvan el saludo, en cuyo caso en vez de lámpara será usted confundido con un felpudo.
4. La recepcionista multitarea.

A algún estudioso del uso eficiente del recurso humano se le ocurrió que la recepcionista tenía poco trabajo y entonces hay que endosarle la atención de la central telefónica, el control electrónico de la puerta y otras tantas tareas para conseguir la mayor eficiencia por la inversión, claro está a cambio de un pobre desempeño en la tarea de recibir a los que llegan de visita.
Quienes llegan, ya sea porque han sido invitados o porque van a averiguar algo o por tramitar documentación o por lo que fuera, llegan y esperan ser recibidos, lo último que esperan, estoy seguro de esto, es ser maltratados y eso, lamentablemente, es lo que recibimos la más de las veces cuando llegamos. Mejorar el humor de los peruanos y de las peruanas pasa por cambiar el trato en las recepciones. Una mejor cara contagia y quizás nuestros rostros empiecen a mostrar que estamos más a gusto porque se nos recibe mejor

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